El óvalo Higuereta no es una zona amigable para el peatón. Hay mucha afluencia de carros, y aunque hay cruceros peatonales (o pasos de cebra), no hay semáforos (salvo unos que solo muestran una luz roja intermitente). El tráfico aquí, como es de esperarse, se pone más difícil en horas punta. Y para mi mala suerte, me toca pasar por este lugar cada vez que visito a un cierto cliente que tengo por ahí. Fue en una de esas noches (la de ayer, más precisamente) cuando me disponía a cruzar la avenida Aviación y me encuentro con un auto mal estacionado en el óvalo mismo.

El que parte de un vehículo invada el crucero peatonal se ha vuelto una mala costumbre de muchos choferes. Y a mí, que no me gusta que se zurren en las reglas de tránsito y que la gente haga lo que se le dé la gana, hice dos cosas. Primero, le tomé algunas fotos al auto estacionado (las que se ven aquí). Y segundo, pasé por el frente del auto y, tras darle algunos «toques» suaves (como cuando llamamos a la puerta, que tampoco era la idea dañar el auto xD) le reclamé a su conductor, para luego seguir mi camino.

Y fue en ese momento en el que una voz femenina me hace girar la cabeza. Era la conductora del auto mal estacionado (hasta ese momento no me había percatado que era mujer). Ahora era ella quien se puso en plan de reclamo, que para qué golpeo su auto. Como quedarme callado no es lo mío, volví hacia ella y le hice ver su falta nuevamente al estacionar su auto en pleno cruce peatonal. Todo normal hasta aquí, con ella y yo discutiendo sanamente sobre el incidente, hasta que la susodicha soltó una frase que cambió la escena:

Y dígame una cosa, ¿a usted no le han enseñado a respetar a una mujer, a una dama?

Y claro, tenía que hacerle la pregunta que caía por sí sola: ¿qué tiene que ver el género acá? Una falta es una falta, sea varón o mujer quien la cometa, ¿o una falta de tránsito es «menos mala» porque la infractora es una mujer? O si no le gusta que le reclamen, ¿para qué comete una falta? Y no, señora, el respeto no tiene nada que ver con el género. Si se porta bien con el prójimo, será respetada. Si no lo hace, el respeto se pierde. Así funciona el tema (para mí al menos).

Parece mentira que, en estos tiempos donde las brechas entre varones y mujeres comienzan a difuminarse y poco a poco nos vamos acercando a la tan ansiada igualdad de género (aunque con matices, pero ahí vamos), aún haya personas que creen merecer un trato especial por el simple hecho de ser mujeres. Si quieres respeto, te lo tienes que ganar. Y qué pena que, como esta conductora, algunas saquen el tema de «porque soy mujer» como argumento para defender una idea o una posición. Siempre me he mostrado a favor de la igualdad ante la ley, pero este tipo de actitudes no le hacen ningún favor al logro de este objetivo.